El futuro del mundo fue legado, hace muchos siglos, en manos de los herreros que forjaban los primeros candados de la humanidad, y quienes pasarían a llamarse “cerrajeros” en la era moderna tras diversificar sus actividades en materia de seguridad. De hecho, actualmente son los principales colaboradores en el diseño e implementación de cerraduras inteligentes.

Así como han cambiado muchos aspectos de nuestra vida desde que comenzó la Pandemia, también ha mutado el hecho del cómo percibimos el mundo que nos rodea. Si bien todas las personas del mundo han podido padecer la pérdida de algún sentido producto de algún desafortunado accidente, o alguna condición congénita, ya es posible reemplazar cada órgano (en su mayoría) garantizando un mejor desempeño.

En este sentido, sabemos que existen variadas prótesis para la piel y sus diferentes secciones. Pero, ¿cómo se maneja ahora?

Prótesis electrónicas para la piel

La idea de que pudiera existir una prótesis dérmica suena algo sacado de ciencia-ficción. De hecho hemos visto en películas, como Mission Impossible, utilizan una prótesis dérmica que contiene circuitos integrados capaces de modificar la voz humana y asemejarla a la voz de otra persona que se graba en un archivo de audio que se carga en dichos circuitos que actúan como modulador de voz.

Los sensores dérmicos ya son una realidad de la implementación en tecnología inalambrica permitiendo medir indicadores de glucosa, frecuencia cardíaca, e incluso latidos por minuto durante la actividad física. Si bien esto ya era posible con nuestros equipos telefónicos inteligentes, el hecho de incorporar estos sensores a nuestros cuerpos es el hecho de que no tendríamos que llevar con nosotros nuestros dispositivos móviles para poder obtener una lectura certera de nuestro desempeño.

Por otra parte, una de las aplicaciones más importantes sería el hecho de poder brindar a las personas que sufrieron accidentes trágicos donde se causaron lesiones importantes por quemaduras de alto grado donde se requiere un procedimiento quirúrgico bastante delicado por medio del cual se hace el injerto de fragmentos de piel de algún donante (o de tu propio cuerpo) para que la piel del paciente tenga una apariencia similar antes del accidente.

A pesar de que esto pudiera ser algo beneficioso, no es del todo bueno. Muchas personas tienen serios problemas de cicatrización lo cual les hace candidatos poco viables para un transplante de tejido dérmico. Estos problemas de cicatrización conllevan al hecho de que los injertos de piel aplicados en el paciente sean rechazados, y que las heridas queden expuestas nuevamente. No obstante, el hecho de incorporar esta nueva tecnología en el campo médico podría significar un gran avance para las personas que pudieran padecer quemaduras, o accidentes donde producto de la fricción pudieras perder parte del órgano sensorial de mayor longitud del cuerpo humano.

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