Las formas de vida en nuestro planeta han evolucionado desde hace millones de años, un proceso de adaptación a las nuevas condiciones del medio ambiente para poder cumplir su rol dentro de la naturaleza. Esto no excluye a las formas de vida que no podemos percibir a simple vista; nos referimos a los virus, bacterías, y otros organismos microscópicos.

Si bien los procesos de adaptación suelen ser lentos, como lo ha sido para los cerrajeros ante las condiciones actuales de trabajo bajo la amenaza del COVID-19, estas formas de vida han dado un salto evolutivo. ¿Importante, o de temer?

En la actualidad, podemos encontrar organismos microcópicos que han hecho cambios importantes en su estructura para poderse adaptar a las nuevas condiciones de vida de su entorno. Hoy te contaremos un poco sobre estos cambios, y sus resultados.

Thiomargarita magnifica

Es bien sabido que la bacterias, virus, y otros organismos similares, no son visibles sin la ayuda de algún dispositivo microscópico. No obstante, un equipo insigne de científicos de varias naciones alrededor del mundo descubrieron una forma de vida que posee, al menos, un tamaño 5000 veces mayor que el promedio. Hasta donde se sabe, es un organismo unicelular que fue encontrado en los manglares de Guadalupe (Las Antillas), cuya complejidad no es más sorprendente que su tamaño tan peculiar.

Se trata de un macro-microbio que mide, al menos, un centímetro de longitud. Si se le compara con otras formas de vida similares, sería el equivalente a comparar un saltamontes con un braquiosaurio; según cuenta Jean-Marie Volland científico del Instituto Conjunto del Genoma del Departamento de Energía de los Estados Unidos. Aunque se sabe que la estructura de ADN de este tipo de organismos se encuentra flotando de forma libre en su citoplasma, la Thiomargarita magnifica posee una estructura más organizada; las copias de su genoma se encuentran en el interior de una estructura que posee una membrana para contenerlas.

En la actualidad, es la única bacteria con un tamaño tan significativo. Fue hallada por un profesor de biología maria de la Universidad de las Antillas de Guadalupe durante el año 2009, su nombre es Olivier Gross. Él estaba buscando organismos simbióticos en los sedimentos de los manglares cerca de su laboratorio; años más tarde sus estudios mostraron que es un organismo capaz de oxidar el azufre como otros organismos procariotas.

El origen de su tamaño aún sigue siendo un misterio, el cual supera el máximo teórico permitido para la envergadura de estos, lo cual guarda estrecha relación con su interacción ante el medio ambiente y su uso de la energía. Aunque siguen llevándose a cabo estudios para caracterizar su genoma, ya se están haciendo trabajos para poder cultivarse y mantenerse en laboratorios.

¿Qué impactos podría tener este tipo de organismos en el medio ambiente en el futuro? Solo queda esperar por las publicaciones de los científicos que están llevando a cabo estos estudios.

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